Diorama con chimenea. Algo así como un tutorial.

Hace ya unos años que Cristina, de Delfina’s Dolls Designs, me recomendó usar un marco de fotos cortado por la mitad para montar una chimenea escala 1/6. Pues bien, los mismos años hace que, siguiendo su consejo, me compré uno en Zara Home y se lo di a mi padre, jubileta y coleccionista de accesorios de Black and Decker, para que me lo cortara en dos…y sí, lo hizo al momento, pero los dos pedazos resultantes se fueron directos a mi armario del olvido. Lamentablemente, en ese armario las cosas no es que estén colocadas demasiado bien, más al contrario, las voy apilando así como puedo, en un equilibrio precario y mantenido muchas veces a presión, por lo que es bastante frecuente que las cosas salgan lanzadas directas al suelo, o peor, a mi cabeza. Y como ya os habréis imaginado, el otro día cayó una de las mitades y se hizo unos cuantos añicos en el suelo (no en mi cabeza, menos mal). Y esto era una señal clara de que había que ponerse con este proyecto de una vez.

Diorama con chimenea
Mi padre es un sol

En cuanto al proceso ya os avanzo que esta vez hay pocas fotos (no siempre me acuerdo de la fase tutorial) y encima malas de móvil, pero intentaré compensaros con mucho texto. Para empezar, utilicé planchas de cartón pluma de un centímetro de grosor (que como ya no tengo en tienda, consigo pegando dos de medio centímetro, esta vez con cola blanca de carpintero), siendo el tamaño total de la pared 60 cms de ancho por 50 de alto. Utilizando como referencia el ancho del marco de fotos, corté otra pieza también de un centímetro de grosor, con el mismo alto que la anterior, y recorté con un cutter lo que sería en hueco de la chimenea, manteniendo una distancia a ojo de un par de centímetros con lo que era la forma del marco y un poquito más con lo que sería el suelo.

Diorama con chimenea

A qué altura poner el marco es algo completamente subjetivo, yo quería que la chimenea llegase más o menos hasta el codo de una Barbie talla pivotal, así que iba a tener que cubrir la distancia que quedaba hasta el suelo; esto es algo de lo que, de haber elegido un marco rectangular en su diseño interior, no hubiese tenido que preocuparme, pero qué queréis que os diga, éste me pareció divino, además de recordarme muchísimo a la chimenea de Sam Spade en El Halcón Maltés. Pero antes de cubrir esa altura, siguiendo el orden de las cosas, me puse con la distancia entre el marco y el hueco que dejé en el cartón pluma:

Diorama con chimenea

Saqué para ello un molde de la forma interior del marco (donde encajaría el cristal), para que después fuese más fácil colocarlo sobre la pared una vez terminado; con este molde corté una pieza de 2 mm de grosor de cartón pluma que, tras hacerle el hueco de la chimenea, pegué sobre la base de cartón pluma. En el collage anterior podéis ver que el marco colocado sobre esa pieza encaja perfectamente y no se mueve, a falta de pegamento, claro está. Para cubrirla haciendo un efecto ladrillo, usé el cartón de la tapa de una caja de huevos, que bañé bien por ambos lados en cola blanca de carpintero:

Diorama con chimenea

Ojo, se trata de cubrir también las paredes del hueco de la chimenea, tapando así el corte de las planchas, que no queda bonito precisamente. Para ayudaros en este proceso, podéis poner algún alfiler para fijar bien la pieza de cartón y que seque bien doblada.

Diorama con chimenea

A continuación, igualé el espesor de la parte de abajo de la chimenea, a base de piezas de cartón pluma superpuestas, que cubrí finalmente con una pieza de cartón que bañé también con la cola blanca. Por cierto, fue casualidad que el cartón clavase el color de la chimenea, pero me vino estupendamente.

Diorama con chimenea

Y hasta aquí todo había ido bastante bien. Así que os voy a contar mis errores, para que no caigáis también en ellos. Cuando ya me tocaba la fase molduras, me di cuenta que no tenía bastantes. Era sábado por la tarde y la tienda en que las compro habitualmente no abre, ¿pero eso me frenó? …¡claro que no, si planificar es de flojos! ¡hay que improvisar! Así que me lancé con lo que tenía a mano, desmonté paredes viejas para conseguir más maderitas y hasta combiné unas pequeñitas que conseguí en un Todo a cien: es decir, me maté a hacer cálculos para poder completar un diseño chulo con lo poco que tenía, que además, como estaba cortado en mil trozos, me llevó la vida pegar.

Diorama con chimenea

Pero…¿aprendí de esta lección? Para nada, seguí en la mía de no esperar para comprar más cuando las tiendas especializadas estuviesen abiertas y aunque no tenía pintura suficiente, empecé a mezclar lo que tenía por casa. Craso error, no me llegó ni para la mitad del diorama…¿y me paré? Ja! en eso vi un bote en spray gris, y sin probar ni nada, le di por encima. Apestaba. No había manera de ver la peli de la noche tranquilos. ¿Y paré ahí? NOOOOO, porque el tono no acababa de convencerme. Domingo por la mañana, después de ir a tomar un chocolate con churros con mis sobrinas (azúcar a tope en el organismo, atención a mi euforia hiperglucémica), me encontré con el bazar chino abierto…y había otro spray distinto más clarito, que como total, dudar es de cobardes, pa’la saca. Como había quedado para comer fuera, sólo tenía un momento para aplicarlo, ahora o nunca, que con suerte ya estaba seco al volver (mente malévola, ¿por qué me haces esto?)…y sí, tal como ya estáis imaginando, fue una idea pésima. Este spray aún apestaba más que el anterior, además, aunque su color era muy bonito empezó como a disolver el de la anterior capa (estas cosas debería grabarlas), y salieron burbujitas/cuarteados por todas partes. Para colmo, la pintura era sumamente pegajosa, no había forma de quitarla: herví agua y metí las manos, me eché lavavajillas, corté las uñas a ras…y aún así llegué a comer con las manos hechas un desastre, cubiertas de pintura gris y un disgusto de narices. Otro fallo evidente, no usé guantes porque no tenía. Menos mal que el disgusto se me pasó comiendo…

Y al volver ¿qué me encuentro? que mi casa sigue oliendo a rayos y que la pintura parece que se desconcha con facilidad, pero en vez de retirarla con cuidado, no, le di con un trapo. En fin, una desfeita de la que no hay imágenes porque no estaba yo para fotos. Afortunadamente, retiré con una cuchilla bastante del sobrante así como los grumillos de pintura más evidentes, y ya con la tienda de manualidades abierta pude comprar pintura en condiciones (mismo tipo que la del diorama azul), en un color gris paloma que pega perfectamente con el original del marco. De cerca aún se aprecian grumos pero hasta quedan bien, dan un efecto «pared antigua» muy chulo. Afortunadamente, no hay que tirarlo a la basura:

Diorama con chimenea

Bueno, después de contaros todo el proceso, voy a hacer un poco de penitencia, que ya me toca (véase volver a pasar la aspiradora para acabar con las virutas de pintura),  y de paso prometerle a Manuel que no lo volveré a hacer más (angelico, es que es tan pulcro y ordenado que con estas cosas lo pasa fatal). Pero antes de despedirme, información de esta última foto: mi muñeca lleva top de The Scissors Madrid y pantalones de Dress Aitor López Antxia, y los bustos forman parte de uno de los divinísimos conjuntos decorativos de Marcia Harrys.