Antes de nada…¡FELIZ AÑO NUEVO! Se hace esperar, pero ¡por fin entrada nueva! Y es que estaba yo aún el otro día excusándome por haber tardado tanto en publicar las vacaciones del año pasado, cuando repasando borradores me encontré a medio hacer la entrada dedicada a Londres, a donde fuimos, atención ¡¡¡en el 2014!!! vamos, lo que se dice una redacción ordenada y diligente. Así que, como me he fijado de propósito de año nuevo el llevar esto más actualizado (me meo yo sola escribiéndolo), ¡voy a ponerle remedio ya! Lo de apuntarme a un gimnasio, ya si eso, en febrero…

En la T4, con mi Manolito al fondo
La primera impresión que me produjo repasar las fotos fue un sonoro y evidente «¡cómo pasa el tiempo!«, la segunda, un «¡cómo ha cambiado mi colección!» y la tercera, «¡cómo ha mejorado la tecnología!«; y es que faltaban las muñecas imprescindibles de hoy, por no hablar de ropa, complementos…y sobre todo, calidad de imagen, que hay que ver lo que avanzan con los móviles y, sobre todo, las apps de fotografía.

Sólo sale enfocado el tren, porque descargué la imagen de su web oficial. Mis fotos muy lamentables. Pensemos que era la emoción y que iba muy rápido.
Conciencia del inexorable paso del tiempo al margen, además de repasar las fotos que saqué en Londres, voy aprovechar también para compartir uno de los prints que más me han pedido últimamente, que no es otro que el de las guías de viaje. He ido dando largas por falta de tiempo, pero ya no lo puedo retrasar más, así que las tendréis ya mismo, al final de esta entrada, que al menos de este modo me aseguro de que os la veáis hasta el final, 😉 que para algo me estoy currando a lo bestia la reedición de las fotos, quitándoles marcas de agua antiguas y marcos Earlybird a las ya publicadas y mejorando las descartadas en su día, como este par, sacadas en Hyde Park nada más dejar el hotel y que resistían en la tarjeta de memoria:

Antes de mejorar Snapseed, todo esto era campo un pegote negro.

En su día otro pegote negro.
Nos alojamos en el Hotel Caesar, ubicado muy cerca de la la estación de Paddington, en la que nos había dejado el Heathrow Express. Vamos, que media hora después de desembarcar ya estábamos entrando en la habitación. El hotel nos gustó mucho porque aunque (por una vez) no estaba en el meollo turístico, la comunicación era excelente y la verdad es que el personal fue siempre muy amable (la cadena es española y el personal de recepción que nos atendió también) e incluso cuando pedimos una habitación más grande, nos la cambiaron sin problema y de hecho nos pasaron a una pedazo habitación. Y el desayuno era mortal, sobre todo el jamón. Así da gusto, y como os digo, muy cerca de Hyde Park, que al día siguiente cruzamos animosos en dirección a South Kensigton para iniciar la visita obligada a los museos míticos, empezando con el Museo de Historia Natural:

El Museo por dentro y por fuera.

El edificio es absolutamente maravilloso.

Lo confieso, soy más de arquitectura que de bichos.
Y de ahí al Victoria & Albert, del que por motivos que ya ni recuerdo, no tengo más que esta foto malísima de la puerta:

La colección es maravillosa, como podéis ver en su web oficial, y la entrada a la expo permanente, al igual que en el museo anterior, es gratuita, así que aunque sólo sea para un garbeo rápido, no hay excusa para perdérselos. Por cierto que este viaje fue en el mes de agosto, pero aún así el tiempo no nos acompañó. Pasamos del frío al calor, y de nuevo al frío, con momentazos de lluvia todo el rato. Un #FourSeasonsInOneDay en toda regla. Eso explica que ahora, repasando las fotos, me encuentre muchos centros comerciales y tiendas, incluso repetidos en días distintos, pero es que no quedaba otra que resguardarse de los chaparrones cuando caían, y creo que con esta foto se comprende bastante bien lo que estoy diciendo:

Nubarrón sólido y amenazante cubriendo el cielo azul.
Tampoco me curré tanto el tema ropa de muñeca como en otro viajes, sino que algún día se quedó tal cual en el bolso para el siguiente, lo que unido al paso del tiempo me está complicando un poco recordar los itinerarios reales…así que cubrid un tupido velo en este tema 😉 , y si no, intentad desentrañar el collage que sigue, con Carnaby St., Harrods, Jamie Oliver’s Diner (cuya comida es bastante mejor que la de su cadena de italianos) y frikeando por la Disney Store de Oxford Street:

En cualquier caso, la ropa de este primer (y/o segundo día) incluía mis básicos favoritos de entonces:
- Chupa de cuero de Grease Barbie, de Sandy malota.
- Camisa blanca de SquishTish.
- Gorro de Clear-lan, para que no se me despeine en el bolso.
- Gafas estilo Wayfarer de Ray-ban, de Sindy.
- Zapatos #noselecaennuncayseaguantaenpiéconellos de Momoko.
Por cierto, aprovecho ya para incidir en un error del que me he percatado con mi sentido crítico actual y del que espero toméis nota: el pivotal que usé era de los bailongos, las articulaciones andaban locas y brazos y manos creaban posturas imposibles. Procurad tenerlo en cuenta si planificáis viaje con muñecas, porque se pierde mucho tiempo y se estropean muchas fotos. MTM es feo, pero garantía de éxito en este sentido.

Portobello Road Market
La siguiente muñeca en salir de la bolsa, como veis aún estaba en su primera versión de ojos azules, sin casi colorete y boca sosainas (me anima pensar que ahora está mucho más guapa). Este día lleva el conjunto de stock de Barbie Coach, que para algo estaba siendo la sensación de ese año, además de que un trench siempre queda muy British. Con ella empezamos la mañana visitando el mercado de Portobello:

Tanta cosa interesante y no compré nada 😦 .
Y después de comer algo en la terracita de uno de los pequeños restaurantes de la misma calle (Lowry & Baker), tras un larguísimo paseo, bus y chaparrón incluidos, acabamos en Buckinham Palace:



No sin dejar pilladas antes a las dependientas de la tienda de Coach en Regent St., que no tenían ni idea de que entre sus prendas existía la talla 1/6:

Nuevo día y aquí ya me vine arriba sacando a pasear a la mismísima Union Jack (ay, si Blas de Lezo levantara la cabeza). En fin, un día es un día, y tocaba darlo todo en el British Museum:

Entrada principal en Great Russel Street.

Frontón occidental del Partenón.

Dos vistas del Templo de las Nereidas y otra vista del Great Court.

Friso y cabeza de caballo del Partenón, cabeza de Amenhotep III y estatua de Sobekemsaf II.
Sé que parece difícil de creer, pero no me dediqué sólo a frikear con mi muñeca y buscar faraones con nombres raros, sino que disfruté muchísimo del Museo…como también disfruté de un merecido descanso bien cafeinado, en el local de enfrente, como atestigua la única foto de esta entrada con la que voy a romper la magia de la falsa escala:

Y mi bolso aún estaba limpito…qué tiempos.
Y a seguir pateando. Ahora en dirección South Bank:

Museum St.

Museum St.

Atracciones varias en South Bank.

Tiovivo y todo.

¡Y aún más cerca!
Y de ahí a pasear y a buscar sitio para cenar, momento del día que dedicábamos a los grandes y merecidos homenajes. Solíamos centrarnos en la zona del Soho, porque había mucha oferta y muy variada, así que si algún restaurante de la guía no estaba disponible, teníamos alternativas inmediatas. Esta vez hicimos el descubrimiento de las recién inauguradas (entonces) galerías de Kingly Court, una especie de corrala repleta de bares y restaurantes animadísimos, y no sé si fue por el apetito de tanta pateada, pero la comida de Pizza Pilgrims me supo a gloria:

Mirad qué paredes blancas…¡esto lo acababan de estrenar seguro!
En cuanto a la ropa de ese día:
El siguiente día la lluvia nos dio poco margen, así que seguimos visitando Museos y Galerías (después del exceso en el British a Barbie la dejé descansar un poco así que no hay fotos), y también le seguimos dando duro a las tiendas. De todo tipo, las de lujo para fliparnos, las de ropa, las de tecnología, las de objetos curiosos, las especializadas en posters antiguos y discos…etc. Al ir cubiertos para la lluvia, ya os digo que a Barbie la saqué poco del bolso, porque daba una pereza horrible y tampoco había muchas posibilidades, salvo en el momento en el que dimos rienda suelta a nuestro frikismo en la tienda de Forbidden Planet:

La pobre flipándolo.

Conociendo a sus ídolos.

En Muji, y así se ve su modelito mejor. Esta vez olvidé el imperdible para el bolso.
Y cuando ya era impensable hacer nada, porque estaba cayendo el diluvio, decidimos volver a Harrod’s, ya que me dejaba allí una gangaza que había visto el primer día, y era una pena perder esa oportunidad:

Foto hecha en casa, con tranquilidad, cámara buena y filtros, muchos filtros 😉
Por lo que comenta la gente en los foros de muñecas, últimamente su oferta ya no vale nada, con poca cosa de colección y mucho playline. Pero entonces había hasta Tonner:


De hecho, encontré Barbies en dos establecimientos más:
- Seldfridges, que vale la pena visitar aunque sólo sea para ver sus creativos escaparates. Cierto que no había mucha variedad y a precio de oro, pero al menos era collector.
- Y mi gran esperanza e ilusión, la mitiquísima Hamleys, una mega juguetería en plena Regent St. Una pasada, se puede encontrar desde el peluche más tradicional hasta lo último en drones, pasando por esculturas en Lego increíbles, entre las que se incluye toda la familia real inglesa peeeeeeero que en tema Barbie fue un chasco total. Cinco plantas y ni una collector, si podéis pasar eso por alto, os encantará.
Conste que no sé si hay más sitios recomendables, porque tampoco me informé antes de ir y conste también que no pierdo la esperanza de que las collector vuelvan con fuerza a las tiendas y centros comerciales, y que en unos meses me comentéis este post rectificando mi información…¡Mattel Europa, espabila!
Pero volviendo al viaje, ya nos tocaba disfrutar de nuestra última noche londinense:

Amago de foto artísica en Picadilly Circus.
Y por fin, a descansar:

En cuanto a la ropa:
- Cazadora vaquera y vestido de Clear-lan.
- Sombrero de Barbie.
- Bolso de Poppy Parker.
Nuestro último día en Londres ya lo dedicamos a regalos de última hora y visitas que faltaban, y de ahí de nuevo al tren y al aeropuerto:

La gabardina es de Clear-lan, el resto repe.

Y ahora que ya os habéis tragado el tostón del viaje, vamos al tema prints. Como soy una maniática (pluridisciplinar, que no hay que limitarlo a una cosa sola), cada vez que viajo suelo llevar dos guías, una de las Visuales del País Aguilar, o lo que viene a ser lo mismo, las de fotitos y dibujos bonitos y explicados, con rutas y todo, y otra de Lonely Planet, por restaurantes e información variada. Porque sí, me pirra comer y me gasto más en eso que en muñecas, mis michelines dan fe. Y aunque es verdad que las últimas que compré fueron un chasco total en ese sentido (comer caro y mal en París fue doloroso), la Lonely de Londres merece un monumento, porque fue uno de los viajes en los que mejor comimos, con diferencia. Tiene narices, pero hasta he marcado estos nombres en fosforito para cuando vuelva: Princi, como siempre, los italianos no fallan y este además funciona como un reloj con la cantidad de gente que acude; Andrew Edmunds, de acogedor ambiente y cocina rural con toque bohemio, toda una experiencia; Spuntino, vale la pena ya sólo por la decoración pero es que además comí unos macarrones con queso que aún llevo en el corazón; y Wahaca, menos especial porque es una cadena de moda, pero se come de lujo, y al final es lo importante. Que sí, que el print, que no me olvido, sólo tenéis que descargar este archivo de Guías Lonely, y seguir todos los pasos que ya os conté aquí.

Vestido de SquishTish
Os recomiendo usar el cartón pluma, porque se hace un agujerito para el pulgar y se acopla como el accesorio perfecto. Otro día (ay, que me meo otra vez) subo más guías, que este archivo era ya inmanejable con el peso de las que contiene. Y hasta aquí por hoy. A disfrutar de las manualidades, ¡buen fin de semana!