Últimamente el trabajo me tiene bastante absorbida, así que frikear a gusto lo tengo bastante complicado y no me queda otra que ir aprovechando como puedo sobre la marcha. Así que como precisamente por trabajo tenía que ir a Madrid, no se me ocurrió mejor oportunidad para hacer fotos 😉
Como siempre, la primera en el aeropuerto, aunque lo de ir pelada de tiempo hizo que se limitase al de destino (es decir, nueva sesión en el Adolfo Suárez):
Estrenar el albornoz de Las cosicas de Nuria también tuvo su momento al llegar al hotel. Una pena que no pude hacer foto en el spa…pero es que ni siquiera fui capaz de encontrarlo!
Una espinita que por fin me quité en este viaje fue la visita que debía al Museo Sorolla, que ya al margen de las cualidades pictóricas excepcionales de su antiguo dueño, tiene unos jardines estupendos para fotografiar y un personal trabajando que hace realmente agradable la visita. Da gusto, de verdad, encontrar a gente tan amable cuando una no deja de ser una turista petarda (como en general todos los turistas).
Y después del museo, a tomar algo con mi amiga Maite, que como además de cicerone estupenda, me conoce bien, me llevó a Mama Campo, un local «de esos que salen en la revista AD y en el que puedes sacar fotos con tu muñeca».
Y ya paseo del último día:
Mi foto obligada cada vez que voy a Madrid:
Y por fin el Prado, que no lo visitaba desde antes de la ampliación de Moneo:

(Qué rabia de churro de foto)

(Claustro de los Jerónimos. Única foto dentro del Prado, pero es que no están permitidas en otras zonas)
Y de ahí para casa, pasando por el aeropuerto, claro:











