Hoy os presento una más de mis entradas faltas de todo rigor histórico (no me pidáis que me ponga técnica, que no estudié Barbilogía) y basadas únicamente en mis lejanos recuerdos de infancia, recuerdos que esta vez se centran en el momentazo que supuso en mi vida la llegada de la colección Benetton para Barbie. Os pongo en situación, imaginad que habéis crecido con las muñecas de Congost y que, salvo honrosas excepciones (coincidentes con su última época en la que la caja ya ponía Mattel Spain), estáis acostumbrados a ojos mirando a Cuenca, cuatro injertos espaciados de pelo rubio platino, tonos de pintura y vinilo que van a evolucionar raro, y que al final el parecido con la de la foto de la caja era mera coincidencia; imaginad también que sólo hay tres modelos de cara para muñeca adulta (Superstar casi siempre, y las anecdóticas Laura y Marina); y por último, pensad que todo esto va habitualmente acompañado de mucho rosa y mucho brillibrilli.
Casi 30 años tienen estas prendas, casi nada…
Bien, pues ahora que ya estáis puestos en situación, pensad que, de pronto, irrumpe una colección con ropa moderna y «actual» (fueron años duros en cuestión vestimenta, sí, no os ceguéis por la nostalgia), que llevaban mis compis del colegio con padres guays y que encima había muñecas de todos los moldes…vamos, que por fin llegaba a España la primera Christie, o lo que es lo mismo, la primera Barbie negra, que además ¡era guapísima! Pinta bien, ¿verdad?
Pues seguid leyendo. La colección se componía de cinco muñecos, Barbie, Ken, Teresa (que dejó de llamarse Laura para siempre en España, donde como tampoco sabíamos nada de Steffie, no estábamos para ponernos quisquillosos), Christie y Marina, y todos en dos versiones, Benetton a secas y Benetton Shopping, acompañadas además de una colección tremenda de ropa en blisters de combinaciones imposibles:

Cutrefoto rescada de un catálogo oficial.
Si ya de las Benetton a secas cuesta, de la versión Shopping no hay manera de encontrar fotos oficiales de calidad, más allá de alguna trasera de caja en Ebay o esta foto de catálogo de la que desconozco autor y que ni siquiera incluye a todos:
Pero no acababa ahí la cosa, con muñecas y mucha ropa, si no que la colección se completaba con una boutique, que además traía ropa extra, y es de lo poco que conservo intacto para foto:
Foto del año de la castaña, recuperada con las apps de imagen más recientes :p
Porque sí, me da una rabia tremenda no usar fotos mías en el blog, pero aunque en general he sido muy cuidadosa siempre, con estas muñecas he jugado tantísimo que las tengo completamente ajadas, en especial su ropa: gomas cedidas, bollitos en el punto, colores sin fuerza…por no hablar de las que directamente se desintegran, como la cazadora roja de la foto anterior. Otras se conservan impecables, como este «plumas» (sí, plumas, echadle imaginación):
O con la suficiente compostura como para permitir una foto así:
Y es que, cada cierto tiempo, rescato la caja en donde guardo esta ropa para hacer una de las fotos de grupo que sé que tanto os gustan y, para qué negarlo, compartirla por aquí es la principal razón de la entrada de hoy, ésa y colaros otra de mis chapas 😉 .
Cómo disfruto tus publicaciones, más que leerlas las degusto como si fueran un jamón de pata negra 😅 Esta es una auténtica pasada ♥
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las playline de los 90 son infinitamente más bellas que estas muñecas actuales.
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Con el precio sin actualizar de éstas, te compras 5 de las actuales (ya actualizado ni te cuento, un ejército, jajajaja). Considero que las comparativas tienen que hacerse siempre en el mismo plano.
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