Una de mis últimas adquisiciones es esta Poppy, que se «regaló» a los asistentes al Poppy Parker Luncheon, en la última conven de Integrity. Se trata de un almuerzo-conferencia, en el que los diseñadores de la marca, entre ellos David Buttry, creador de Poppy, dan una charla sobre ella e incluso avanzan proyectos para el año próximo. Como nunca he ido, todo esto es de oídas, o más bien de «leídas»…pero lo que sí es seguro es que con el éxito de este personaje, la actividad es de las más solicitadas. Por eso, he utilizado comillas antes, porque como ya vais suponiendo, nada es gratis…
Total, que después de darle muchas vueltas y autoconvencerme de que me la merecía porque trabajo mucho (cosa que es cierto que hago, lo de merecérmela ya no tanto), finalmente, tras años de abstinencia, volví a caer con una Poppy de convención…y en ese momento comenzaron mis desdichas con nuestro sistema aduanero. Pago mis impuestos religiosamente y jamás se me ocurriría utilizar una voz pública como ésta para recomendar lo contrario, pero hay cosas que me parecen una tomadura de pelo por lo que os compartiré mi experiencia…en fin, que intentaré no calentarme otra vez y pasar rápido por este tema, que noto que me sube la bilis de nuevo 😛
Pues bien, esta pequeña joyita costó 200 dólares (sé que no queda elegante hablar de dinero pero para analizar los impuestos resulta imprescindible), que tal como está el cambio supone poco más de 190 euros; de rescate tuve que pagar 87,8 euros, es decir, casi la mitad, mandando a tomar también por saco el artículo 31 de la Constitución Española. Como siempre, vuelvo a pedir por favor, que se invierta en educación…y me centro ya en el tema de nuevo. Esta vez no vino el cartero a la puerta con la mala noticia como es lo habitual, sino que mandaron una carta urgente pidiendo el rescate:»- tenemos su muñeca, o paga o no la volverá a ver con vida». Bueno, no era eso literalmente, pero sí en esencia. Con la carta te piden que mandes documentación para que presupuesten el importe a abonar, con justificantes de compra y pago, lo que además se puede hacer telemáticamente a través de esta web:
http://www.adtpostales.com/correos.asp
La situación es algo kafkiana, porque evidentemente, al hacerlo así, no estás entregando originales (muchas veces ni los hay) y en el fondo estás haciendo una declaración unilateral de valor que no tengo muy claro cómo pueden llegar a refutar, pero que, en definitiva, en mi caso, fue absolutamente cierta. Reconozco que no lo hago por buena ciudadana, sino que es para poder criticar (llevo lo de ser de pueblo muy dentro) y es que incumplir en tema impuestos después deslegitima mucho a la hora de hacer crítica en condiciones. Una vez remitida la documentación me tocó esperar, y esperar, y esperar…y desesperar. Tengo un pequeño problema de ansiedad heredado de mi abuelo (en un cuarto de hora ya me impaciento) así que me dediqué a llamar a su teléfono de información todos los días; después de eso sólo puedo felicitarlos por su aguante y educación. Resolver no resolvían, pero siempre atendieron de una forma tremendamente educada. Al final es una puñeta, porque con un maleducado aún te desahogas pero con alguien tan correcto da como cosilla. Dándole vueltas a esto, llegué a la conclusión de que tiene que deberse a que desarrollan la misma paciencia-empatía-condescendencia que los de un tanatorio, es decir, saben que están tratando con gente que está pasando un mal momento y se hacen cargo.
Y aquí viene el momento de los cálculos. Para la base imponible toman de referencia ya no sólo el coste del producto, sino también del envío (tienen un primer desglose en el que distinguen flete, que no cubren porque total la referencia está en la suma final), así que es importante tener en cuenta que a envío más caro, más impuestos y más tiempo parado. Esto es de lo que más me cabrea, gastar por un envío rápido y que se vuelva contraproducente porque supondrá trámites más largos. Con envío, de cincuenta dólares, más el seguro, una vez convertido a euros, la valoración fue de 221,99 euros. Y aquí comienzan a aplicar los porcentajes, de los que conviene tomar nota:
- 4,7% de derechos de aduana: 10,43 euros.
- 21% de IVA, aplicado a 221,99+10,43: 48,81 euros.
- Recargo de equivalencia 0% (no sé qué es, pero como no computó tampoco investigué).
- Gastos tramitación DUA 19,19 euros, fijos.
- Gastos presentación aduanas, 4,41 euros.
- IVA (otra vez???) sobre estos dos últimos conceptos, al 21%, 4,96 euros.
Una vez efectuados los cálculos, te remiten presupuesto al correo electrónico, para que confirmes y pagues, o hagas alegaciones. Yo pagué, directamente en la Oficina de Correos, pero tardaron en actualizar la web, así que continué con mi costumbre de llamar:
- Operadora: Bueno, ya sabe que con las transferencias en Banco, a veces tardan en actualizarse unos días.
- Yo contenida: Efectivamente, por eso pagué directamente en Correos.
- Operadora: …….. (silencio incómodo).
Siguieron los días y las llamadas, hasta que actualizaron por fin la web, reseñando que ya había pagado, por lo que volví a insistir para que la enviasen de una vez:
- Yo contenida: por favor, cuándo van a enviar mi paquete?
- Operador: No se preocupe ni lo más mínimo, que van a mandárselo a su casa.
- Yo ya jurando en arameo mentalmente mientras sigo manteniendo las formas: eso no lo dudo, solo faltaría que encima se la enviasen a otro, pero por favor, ¿¿¿cuándo???? que llevo un mes esperando a que llegue.
- Y aquí continuó la conversación en un círculo vicioso…
Tocó esperar hasta el día que, cuando ya tenía perdidas mis esperanzas, llegó. Esto me ha quedado algo melodramático, pero todo trato con aduanas es, a fin de cuentas, un drama.
Ni que decir tiene que a estas alturas, ya le había pillado una manía horrorosa a la muñeca, que para colmo trae caja cutre (claro, era un «regalo»), el vestido en mano es un desastre, se engancha como nada, las joyas cutronas, un zapato mal pegado…
Pero con todo, resulta que es taaaaaan guapa:

Con vestido de Victoire Roux, La Grande Seduction
Y realmente, todo le queda taaaaaan bien:
Que aunque ha sido una lata tremenda conseguirla, la verdad, creo que ha valido la pena:

Con vestido de The Funny Face Collection, On How To Be Lovely
Y de paso, gracias a la experiencia con ella, he podido dedicar una entrada al proceso de aduanas, que hasta cierto modo me ha servido de terapia, porque una vez escrita, ya no me parece para tanto…en fin, que cuanto antes lo asumamos mejor, llegan tiempos aciagos en la importación, cada vez paran más tipos de envío…y con gastos fijos de gestión que son independientes del valor, vamos listos!